¡CHULA, CONÓCETE!
Cuando no te conoces, estás propensa a sentirte temerosa y confundida, y esto no te ayudará a enfrentar los retos de la vida cotidiana.
Conocerte te llevará a entender que tu identidad no está basada en una marca de ropa, ni en cuántas veces la persona que amas te dice: “Te amo”. Tampoco está basada en tu físico o en la aprobación de la gente.
Las cosas de este mundo no pueden traer felicidad, porque son temporales. Fuiste diseñada para conocer y disfrutar de Dios y solo de esa forma, conociéndolo y disfrutándolo, podrás sentirte plena, feliz y satisfecha para gritar a los cuatro vientos: “Mi Dios es suficiente y esto me hace sentir feliz”.
Por eso, busca con carácter de urgencia un momento para estar contigo misma; para meditar, reconocer tus fortalezas y tus logros.
Lamentablemente, invertimos demasiado tiempo en señalar lo negativo, las malas decisiones, o en pensamientos del pasado; pero ahora es tiempo de hacer un cambio.
Invierte tiempo en reconocer tus cualidades, fortalezas y logros; todos los que has obtenido, por más pequeños que puedan parecer.
Piensa por un momento: ¿Qué importancia tiene para ti conocerte? Por si no lo has contestado, yo te respondo:
Tiene MUCHA importancia, porque cuando te conoces, DECIDES cuidarte.
Probablemente has escuchado a alguien expresar: “Mejor no digo nada porque yo me conozco”. Y con eso, lo que la persona está queriendo decir es: “Sé cuál sería una posible respuesta, pero decidí controlarme”.
CHULA, conócete, disfrútate y decide trabajar para prevenir aquello que pueda y quiera intentar controlar tus emociones.
¡REINA, ÁMATE!
Durante décadas, miles de mujeres han demostrado que una vez aceptas y amas quien eres, no le das permiso a nadie para minimizarte, desvalorizarte, y mucho menos, a lastimar tu dignidad.
Las grandes preguntas son: ¿Por qué no amarte? ¿Cuándo te amaste de verdad? ¿Cuándo fue el día en que dejaste de pensar en los demás, para empezar a pensar en ti?
Las respuestas a estas preguntas, en un momento de mi vida, me hicieron juzgarme y pensar que estaba siendo egoísta… pero, ¿quién dijo que era egoísmo amarse?
Parece muy sencillo y podrás decirme: «¡Claro que yo me amo!»
Pero la triste realidad es la siguiente:
En el momento en que le diste el permiso a otro a lastimar tu dignidad, cuando dejaste que otro dominara tus emociones, cuando le permitiste a tu mente aceptar la opinión de otro, cuando entraste a un lugar y la mirada de alguien te desvalorizó, dejaste de amarte.
Cuando aprendes y asimilas que Dios es suficiente, pueden llegar los momentos de pérdida o confusión que te producirán ansiedad y dolor; pero luego del tiempo necesario para ti, podrás experimentar la paz y el consuelo de Dios.
Claro que en tu humanidad lloras, pero como siempre digo:
“Amiga, da una buena lloradita, y mañana te pones los tacones”.
Llorar y permitir aflorar tus sentimientos no son reflejo de debilidad; sino de humanidad.
Todos los procesos toman su tiempo. Podrás superar el proceso, pero te asombrarás de lo diferente que te proyectas cuando sabes que tu identidad, tu vida, el amor, el gozo y la paz solo provienen de tu Dios, que es suficiente.
Decide ser libre de esas personas o circunstancias que te han herido, anhela tener un cambio en la forma en que te amas, cambia esos pensamientos y la manera en que hablas de ti.
REINA, toma tu vida y grita hasta creerlo: “¡GUAPA, Dios es suficiente!”. ¡Comprométete contigo misma y ámate!
¡QUERIDA, PERDÓNATE!
Con coraje dijiste o hiciste algo que no debiste. Aprendiste. Ahora sé valiente y pide perdón.
Repite conmigo: “QUERIDA, no seas orgullosa y reconoce tus faltas”.
Cierra el capítulo y comienza un libro nuevo. Todas, en algún momento de nuestras vidas, hemos hecho o dicho algo que no debimos.
La falta de perdón a ti misma no te permite florecer. La acusación invade tu mente y te inmoviliza para dar pasos de progreso.
No continúes castigándote por algo que ya pasó y por lo que Dios ya te perdonó. Ten el valor para pedirte perdón y toma la saludable decisión de pedir perdón.
Una vez lo hagas, serás libre de toda culpa y acusación. La realidad es que no podrás obligar a la otra persona a perdonarte o que te pida perdón; solo déjalo en los brazos de Dios y haz la parte que te toca a ti.
Para quienes nos encanta la excelencia, como a mí, cometer un error puede ser como caer en un precipicio. Pero he aprendido con el tiempo, poco a poco, a tener misericordia conmigo misma, aceptar que no soy perfecta y tratarme con respeto y amor.
En muchas ocasiones, traté a muchos con amor, respeto, gracia y misericordia; a pesar de sus ofensas hacia mí, pero no utilizaba esa medida de gracia para mi propia persona.
QUERIDA, no sé qué situación o persona tienes que perdonar, o qué necesitas perdónate a ti misma; pero sea lo que sea, ¡hazlo ya! No esperes otro momento.
¡MUJER, VALÓRATE!
“…Después de tener esto… recibir aquello… cuando llegue lo que espero… cuando logre esa meta… seré feliz, me sentiré completa o estaré realizada”.
La VERDAD es que NO necesitas tener, ser o lograr NADA para sentirte completa.
Eres lo que decides, lo que piensas, lo que hablas y lo que crees.
Yo decidí creer que en Dios soy completamente feliz, y lo demás es añadidura.
La esencia de quien eres te da valor.
Hay muchas formas de darle valor a cosas y a personas. Pero, desde la perspectiva de Dios, tú eres de gran valor porque fuiste creada como Su mejor obra. Para Él no hay nada más valioso y extraordinario que tú.
Ahora, tú luchas todos los días, al igual que yo, contra los pensamientos que te descalifican, situaciones y personas que quieren minimizarte y quitarte el valor de quien eres.
Pero solo tú tienes el poder de dar, a ese pensamiento o persona, la capacidad de dominar y opacar la gran verdad de que tu valor fue dado desde antes de que nacieras; aun antes de que tus padres terrenales te vieran y te dieran un nombre.
Tu nombre es HIJA y tu valor, amada por la eternidad por tu Padre celestial. Y esta gran verdad nada ni nadie puede cambiarla.
Ahora quiero que pienses: ¿dónde estoy buscando mi valor?¿en las cosas pasajeras o en las personas que no me dan identidad?
Recuerda que si buscas el Reino de Dios y Su justicia, este valor permanecerá intacto tal como en el momento en que naciste.
Ahora bien, las demás cosas que pides serán añadidas; pero no serán necesarias para hacerte sentir valorada, sino más bien para suplir una necesidad.
MUJER, ¿qué es lo que realmente vale la pena?
Vale la pena decidir amar, ser feliz y vivir la vida en plenitud. No dejar que el pasado gobierne tu presente, que la opinión de la gente castre tu identidad o tu autoestima.
Vale la pena conocer a Dios y conocerte a ti misma.
¡GUAPA, CUÍDATE!
¿Cuándo y por qué las mujeres dejaron de cultivar su ser interior?
Cultiva quien eres, y calla las voces de quienes te critican y no valoran tu ser.
Ningún ser vivo puede vivir sin el cuidado requerido. Nadie podrá cuidarte mejor que tú misma.
Por ejemplo, una vez comienzan los síntomas de una enfermedad, debes iniciar el cuidado preventivo, con hábitos como:
- Descansar.
- Mejorar tu alimentación.
- Tomar vitaminas.
Tu cuerpo reacciona si no lo cuidas adecuadamente. Igual ocurre con tus emociones.
No hay manera de tener una vida emocional saludable si no dedicas espacios para ti; tiempos de reflexión y oración. No puedes cuidar o amar a nadie responsablemente, si no te cuidas y te amas a ti misma primero.
Solo tú eres responsable de ti.
Cuando te cuidas demuestras que te importas a ti misma. No pospongas más cuidarte. Demuestra que te amas y haz esa inversión en ti.
Hoy vale la pena conocer a tu diseñador y su manual para tu vida. Teniendo en mente que tomaste la decisión de hacer lo que para ti es importante.
Elógiate. Abrázate y alégrate con tu Creador. Haz lo que te hace sentir feliz, libre, espontánea y plena. Y por favor, deja la manía de autocriticarte tanto.
GUAPA, acéptate y anímate a superarte; no importa tu edad, siempre hay espacio para mejorar.
Con amor, de una GUAPA para otra GUAPA💋